Hay un cierto paralelismo entre la sociedad que describe Demonic, donde los mass media y la opinión pública dictan el código de conducta moral; y el actual clima de crispación social propiciado por las fake news y la inmediatez informativa.
Pia Borg compone un poliédrico retrato del poder de la sugestión y la manipulación colectiva a través de la reconstrucción de varios sucesos vinculados con las prácticas satánicas, o más bien de la repercusión mediática que estos tuvieron: en la época de los ochenta, estos casos fueron clave en la instauración de una histeria colectiva que se propagó por la sociedad norteamericana. Desde los primeros instantes la narración adopta el aspecto de una cinta de terror, con la incursión de elementos propios del género tanto a nivel visual (inquietantes travellings que recorren las vacías estancias digitalizadas) como sonoro (voces en off que narran o reconstruyen los horribles testimonios de rituales satánicos). Combinando distintos tipos de imágenes (la reproducción digital de los espacios o la recreación de algunos sucesos por parte de actores), la realizadora construye un juego de perspectivas y asociaciones donde la sugestión se sitúa en el epicentro del relato. Surge así un collage visual que anima a poner en duda la naturaleza de las imágenes y la veracidad de todo aquello que está supeditado a procesos cognitivos como la percepción o la memoria. Un cuestionamiento que alcanza incluso a la esencia cinematográfica: mientras se desdibujan los límites entre documental y ficción, la imagen fílmica confronta la neutralidad de toda representación. CRISTINA APARICIO