Un joven vuelve a su pueblo natal, localidad costera en franca decadencia, presumiendo de éxitos en la gran urbe. No obstante, la película irá desvelándonos que es un desahuciado más, equiparable al resto de su arruinada familia y de sus viejas amistades –estas últimas abocadas a la más penosa picaresca económica–. Como en otros grandes títulos provenientes del sudeste asiático que FILMADRID ha tenido la fortuna de poder mostrar, Ohong Village –que anteriormente se proyectó con éxito en los certámenes de Jeonju y Torino– traza un cuidado estudio sobre las escaras practicadas por un capitalismo desaforado en el medio rural, pero también sobre las consecuencias del mal llamado progreso en las jóvenes generaciones, que no encuentran acomodo ni en el nuevo orden ni en las viejas tradiciones. Haciendo uso de unas imágenes subyugantes, de formato frágil pero incontestable potencia estética, Lim Lunying realiza una ópera prima de aliento épico e íntimo recorrido, en la que documental y ficción corren de la mano, y donde la agria visión sobre el presente da paso a una esperanzadora expectativa en el mañana. En la espectacularidad de sus formas y el minimalismo de su trama argumental, Ohong Village anuncia no solo a un cineasta de formidable pulso creativo, sino a un realizador de hondo ánimo humanista. GABRIEL DOMÉNECH