La anécdota es bien conocida: Asghar Farhadi no viajó para recoger el Oscar a la Mejor Película Extranjera que en 2017 le concedieron por El viajante (2016), como protesta por la orden ejecutiva del gobierno de Donald Trump, que impuso fuertes barreras de entrada, e incluso el veto total, a los viajeros procedentes de siete países musulmanes, entre ellos Irán. Partiendo de este hecho real, el joven cineasta Hassan Nazer imaginó qué habría pasado si la estatuilla que Farhadi no pudo recibir en mano se hubiera extraviado de camino a Teherán. Winners (2022), una comedia dramática que bajo su sencilla superficie oculta mucho más, constituye ante todo un apasionado homenaje al cine, tanto a la fascinación que despierta como a las heridas que inflige. Y es que esta historia de un Oscar perdido puede entenderse, a poco que se piense detenidamente en ella, como una requisitoria contra la miseria y la represión interna que viven los ciudadanos iraníes, incluidos sus mayores cineastas. Centrando el foco narrativo en una pareja de niños de una depauperada región del interior de Irán que, aún fascinados por el cine, no conocen su parafernalia ni sus oropeles, Nasser extrae toda la dignidad de unos personajes que viven en la miseria, para los que el cine es apenas una rendija que les permite imaginar otra vida, o recrearse en esplendores pasados. Nazer dedica esta metafílmica película a Kiarostami, Panahi, Majidi y Farhadi (alguno de los cuales, no revelaremos quién, hará un importante cameo…), y testimonia la importancia del cine como lingua franca internacional, y como fuente de emancipación y fraternidad. GABRIEL DOMÉNECH GONZÁLEZ