Cuando el cine era joven, era necesario definir su especificidad, o encontrar lo que lo hacía diferente y único, para realzar su valor y situarlo en el Olimpo de las Artes. Algunos de los rasgos distintivos atribuidos al cine son la fuerte identificación entre realidad y representación, la síntesis de todos los elementos de las viejas artes en una nueva, la experiencia colectiva de los espectadores en la sala de cine o el montaje de imágenes y sonidos. La exploración de estos aspectos, y muchos otros, por miles de cineastas a lo largo del tiempo ha creado capas de historia del cine, un lenguaje hegemónico y multitud de desviaciones. En el afán de clasificar el cine, se han creado listas que recogen las mejores películas de la historia, que quizás dicen mucho más de la sociedad que las propone que del propio cine. Del mismo modo, Sound & Sight & Time quizá hable más de mí que de Ciudadano Kane, Vértigo o Jeanne Dielman.