Irreverente, provocadora, reflexiva y, sobre todo, performativa. Esta película expone, a medio camino entre lo teatral y lo cinematográfico, la escena queer vienesa en la que las identidades se desnudan, se deconstruyen. El título remite alegóricamente al diálogo platónico Fedro, un texto en donde se repiten, profundizan o quizá circulan los mismos temas expuestos en El Banquete, a saber, el amor y el sexo. Y repitiendo, con ecos ligeros y desde un contexto postmoderno, esas preguntas metafísicas y a la par viscerales, Phaidros se aproxima a una adaptación, o mejor dicho, interpretación-inspiración extravagante del sentido de la pasión, el sexo y la sexualidad. Todo en el filme es, en su sentido más literal, excéntrico y excesivo. A través del diálogo y, a menudo, monólogo de los intérpretes se abren nuevas vías de cuestionamiento: burlescas, atrevidas y que hablan de sensualidad e identidad, pero también de relaciones intersubjetivas y estructuras de poder. PAULA LÓPEZ MONTERO