La cineasta Nadja Ericsson estrenó su primer largometraje, The Wild Duck/Vildanden, en la última edición del prestigioso festival de Rotterdam. No obstante, su carrera comenzó varios años antes, en la facultad de Bellas Artes de Malmö (Suecia), de la que se graduó en 2020. Descubrir los cortometrajes que realiza durante sus años de formación supone acercarse a una creadora con un vasto abanico de preocupaciones y recursos expresivos. Si en su largometraje de debut el centro de interés lo ocupa la trasposición de un original de Henrik Ibsen mediante un intenso trabajo con el texto y con los elementos de puesta en escena y grabación, los cortometrajes de Nadja Ericsson muestran una singular reelaboración de metrajes encontrados con los cuales indagar en los pliegues de la memoria y del paisaje natural (elementos, por otra parte, ya presentes en The Wild Duck). Notes on a Pine Forest (2018) ensambla fragmentos de grabaciones militares con extractos del poeta Francis Ponge para articular una reflexión sobre la mirada. A Wine-colored Sea (2019) bucea, en cambio, en las profundidades del Mar Báltico, contraponiendo de nuevo imágenes de archivo con una voz over que parece representar a todos los habitantes del fondo marino. En estos dos breves trabajos, Ericsson trasciende la frialdad que pudiera desprenderse de imágenes de uso institucional para dar paso a formas inquietantes o sublimes de poesía. GABRIEL DOMÉNECH