Película río que dinamita las convenciones del tiempo y el espacio, Eureka es un compendio de las inquietudes creativas de Lisandro Alonso y a su vez una arrolladora extensión de su universo creativo. Nos situamos en el Viejo Oeste, en un pueblo fronterizo de la mano de un hombre buscando venganza, enmarcado en un western rodado en sublime blanco y negro… De pronto, ya en color, el film nos lleva a Dakota en la actualidad, con una policía que pertenece a la comunidad de nativos americanos, observando su posición inestable, extremadamente frágil en comparación con el establishment estadounidense, pero marcado por su cruel ambición capitalista… Después pasamos a la Amazonia en los años 70, donde entramos en otro tempo, y de ahí Eureka sigue fluyendo y asombrando. Se trata de una experiencia única que articula una hipnótica reflexión sensorial sobre una condición humana marcada por el colonialismo, la pérdida de la identidad. Pero queda todavía un resquicio para recuperarla, evocando los escasos rastros que permanecen con el arte del relato. Rechazando los códigos impuestos por una lógica reduccionista, apelando a la nuestra capacidad mutante y a nuestra esencia idealista.