Filme de duelo diurno reflejado en los múltiples registros de su ficción voluble. Una vibración opaca de un documento a seis manos filmado en 4K, 16 mm y 3D (este último formato viene de la mano de Blake Williams). Cartas fílmicas, voces en off y la constancia del cambio en una imagen de la ausencia. A woman escapes tergiversa la película cuasi-homónima de Robert Bresson para anclarse en una manifestación de la soledad a través de la abstracción del acompañamiento. En el marco post-COVID-19 se establece una rutina de escape imposible de sobrellevar en la que Audrey (Benac), habitual de Bohdanowicz, intenta superar la pérdida de su amiga Juliane con la ayuda de los otros dos cineastas que están a miles de kilómetros de distancia. Estratos de connotación verbal en planos que registran objetos que registran, metáforas verbalizadas, canales y formas reproducidas en el tiempo… Imágenes privadas que se hacen públicas y se llegan incluso a sustraer y a adulterar. Impotencia del óxido y corrosión melancólica. La música de Sarah Davachi guía esta obra que tiene tanto de diario como de ficción enraizada en un luto impenetrable; tan inerte como esquivo en su cadencia audiovisual. ¿Las imágenes de unos son la respuesta a las de otros? BORJA CASTILLEJO CALVO