Las relaciones de pareja como encuentro dialéctico son un lugar común en el cine contemporáneo. Si a ello le sumamos la concentración espacio-temporal, obtenemos títulos de culto como la trilogía “Before” de Richard Linklater o Copia certificada de Abbas Kiarostami. En A Date in Minsk, el cineasta bielorruso Nikita Lavretski da una nueva vuelta de tuerca a este planteamiento. Interpretando a la pareja protagonista, el propio Nikita y su expareja Volha Kavaliova se embarcan en una ficticia primera cita donde los aspectos reales y ficcionados de sus vidas (y de su vida en común) se desdibujan mientras la cámara les sigue en un impresionante plano secuencia de casi 90 minutos. Lavretski, joven e hiperactivo creador (lleva la friolera de ocho películas realizadas sólo en 2022) propone un mecanismo en el que psicodrama y radiografía social se dan la mano. Las lógicas y recovecos de Tinder, jugar al billar, Lukashenko, el manga japonés, hacer cine sin presupuesto, la relación política con Rusia y Ucrania y más temas de conversación se suceden en una película apasionante, que reclama nuevas etiquetas para acercarse a ella, realizada con mínimos medios (la directora de fotografía, Yulia Shatun, utilizó para la grabación un iPhone) y gran abundancia de ideas. A Date in Minsk, ganadora del último festival DocLisboa y auténtico ready-made fílmico, se vale de la espontaneidad de nuevas formas de filmación para obtener un relevante retrato social y generacional. GABRIEL DOMÉNECH