La sección Espejos de FILMADRID pretende ligar el presente del cine de autor con la Historia del Cine, no importa lo recóndita o desconocida que esta sea. En esta ocasión, la película con la que ha querido dialogar André Gil Mata, cineasta en Sección Oficial, es esta joya del cine yugoslavo dirigida por Ante Babaja en 1967. Ambientada en una aldea croata a inicios del siglo XX, El abedul nos presenta una historia sencilla, (casi) una fábula sobre la mezquindad del ser humano y el despiadado funcionamiento de un mundo sucio y embarrado, donde lo puro se marchita y no puede sobrevivir. La desgraciada existencia de la joven campesina Janica, casada por amor con un miserable guardabosques –interpretado por Velimir ‘Bata’ Živojinović, uno de los rostros más populares del cine yugoslavo, y aquí muy lejos de sus habituales papeles de héroe esforzado y humilde–, sirve al director para crear un relato de fascinante estructura narrativa, en el que cada elemento termina siendo significativo. Babaja, uno de tantos talentos surgidos durante las nuevas olas en los países del este de Europa, nos regala un cuento de terror sin fantasmas, un apólogo religioso sin aparición divina, un melodrama sin (apenas) consuelo. Los espectadores avispados detectarán en El abedul al pariente balcánico de un conocido filme de Federico Fellini, pero también, a buen seguro, se dejarán llevar por una historia imperecedera y universal, coronada por un final tan contundente como catártico. GABRIEL DOMÉNECH