El hecho de que Richard Billingham fuese, antes que cineasta, un conocido fotógrafo –y no uno cualquiera: se encuentra entre los artistas más prestigiosos de Reino Unido, particularmente gracias a las instantáneas que tomó de su disfuncional familia durante los años 90– da algunas pistas para acercarnos a su primer largometraje. Ray & Liz vuelve sobre la historia de los padres del director a través de tres episodios que transcurren en la Birmingham proletaria durante la “era Thatcher”. Los propósitos de Billingham pasan por capturar, con inusitada precisión narrativa y formal, retazos de un tiempo pasado, las pocas y significativas piezas de un rompecabezas más vasto, el de la progresiva decadencia familiar de los Billingham. Ray & Liz, que nos devuelve desde otra perspectiva parte del universo suburbial y gris de Alan Clarke, Terence Davies o Mike Leigh, elabora un mapa de afectos quebrados en el que, a pesar de la dureza del relato, una mirada cariñosa y hasta humorística termina abriéndose paso. GABRIEL DOMÉNECH