Foster Wallace ya demostró en uno de sus libros que narrar un crucero turístico puede resultar mucho menos anodino de lo que parece si aplicamos la suficiente dosis de inventiva. Algo parecido consiguen Laura Rius y Carlos Solano en este insólito mediometraje, sutil reivindicación del placer de narrar, que trasciende no ya la banalidad de su escenario, sino también las premisas de un relato que se presenta como documental para acto seguido dejarse llevar por corrientes mucho más impredecibles. GABRIEL DOMÉNECH