Hace treinta años falleció el cinco veces ganador del Oscar Federico Fellini. En esta circunstancia he decidido rendirle homenaje, analizando una de las películas más infravaloradas del director italiano: Giulietta degli spiriti. Descartada por la crítica desde su estreno en 1965 como “una deslucida parodia de 8 ½” (Goffredo Fofi), esta nueva inmersión cinematográfica en el mundo del psicoanálisis es ante todo un proyecto concebido para la musa de Fellini, Giulietta Masina. Sin embargo, la actriz no se limitó a interpretar un papel escrito en un guión, sino que fue un paso más allá porque, desviándose de las intenciones del director, las llevó a nuevos horizontes semánticos.